El láser reveló imágenes de Pablo, Pedro, Andrés y Juan en el cielo raso de una catacumba
Elisabetta Piqué
Corresponsal en Italia
Corresponsal en Italia
ROMA.- Gracias a la tecnología láser, los primeros y más antiguos íconos de los apóstoles Pablo, Pedro, Andrés y Juan -imágenes del siglo IV después de Cristo- volvieron a salir a la luz en una catacumba de la periferia de la Ciudad Eterna. El hallazgo tuvo lugar cerca de la famosa basílica de San Pablo Extramuros, en una transitadísima zona de clase media jamás pisada por turistas.
Los antiquísimos íconos, según anunció ayer el Vaticano, fueron descubiertos a cuatro metros de profundidad debajo de un edificio de oficinas de ocho pisos construido en los años 50, cuyos pilares lograron conservar milagrosamente la catacumba, una de las 40 que existen debajo del suelo de Roma, bautizada Santa Tecla.
En verdad la catacumba era conocida desde 1720, pero una sólida capa de material calcáreo había tapado los frescos salidos a la luz ahora. Fue el láser el que logró desvelar este impactante tesoro arqueológico, que fue presentado ayer por monseñor Gianfranco Ravasi, presidente de la Pontificia Comisión de Arqueología Sagrada, junto con expertos y restauradores.
Todo comenzó hace un año, cuando en un rincón de la misma bóveda los arqueólogos descubrieron el rostro de San Pablo. Entonces, los estudiosos intuyeron que en la misma galería subterránea -que había sido la tumba de una noble romana-, podían ocultarse otros íconos.
"Después de varios intentos fallidos, el láser logró su cometido. Luego de tirar abajo la capa de material calcáreo, descubrimos en los tres ángulos de la bóveda los otros tres apóstoles (Pedro, Andrés y Juan) y, al centro, la imagen del Buen Pastor, Cristo", anunció Fabrizio Bisconti, director arqueológico de las catacumbas, que detalló que se trata de las primeras representaciones de los apóstoles como íconos.
El hallazgo demuestra cómo se había difundido el culto de los apóstoles en los orígenes del cristianismo, destacaron los expertos. Y que los aristócratas fueron los últimos romanos en convertirse a esta religión, visto que los íconos hallados formaban parte de la decoración de la tumba de una noble mujer romana.
En la bóveda también pueden verse imágenes de una matrona romana. "Al final del siglo IV vivió en Roma San Girolamo, que dio vida a una suerte de ascetismo casi monacal e involucró a varias matronas de la ciudad. La mujer sepultada en la bóveda podría ser una de estas aristócratas que, convertida al cristianismo, viajó a Tierra Santa y, a su regreso, ordenó reproducir imágenes de los apóstoles en la tumba", indicó Bisconti.
Los cuatro apóstoles se encuentran pintados en el cielo raso, dentro de círculos con bordes dorados y sobre un fondo color ocre. Barbara Mazzei, responsable de los trabajos de restauración, explicó que existen imágenes más antiguas de Pedro y Pablo, pero pintadas dentro de cuadros narrativos. Las halladas ahora, con sus rostros aislados, enmarcados en oro y colocados en los cuatro rincones del techo, representan en cambio una forma de devoción hacia los apóstoles única, la primera y más antigua.
Si bien la mayoría de las catacumbas romanas se encuentran abiertas al público, por ahora la de Santa Tecla será casi imposible de ver. Para proteger los impactantes íconos sólo podrán ser visitadas, mediante un permiso especial, por grupos pequeñísimos de personas.
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