Las relaciones sociales tienen un límite: 150 personas
Por Juana Libedinsky
MADRID. Para quienes disfrutan de la honestidad descarnada, ésta es una historia verdadera: años atrás, a lo de una vecina de procedencia muy conspicua, pasó una señora a saludar tras averiguar por su cuenta la dirección donde dicha vecina vivía. La dueña de casa charló de forma animada con la recién llegada, a quien había conocido recientemente en una reunión social en la costa uruguaya, si bien sin invitarla a pasar.
Y cuando la visita se despidió entregándole el número de teléfono para volver a verse, ella no se lo aceptó. En cambio, le aclaró: "Mirá, me caés simpática y cuando nos encontremos volveremos a charlar, pero mi cupo de amigos por ahora está cubierto y no pienso llamar a quien no lo sea".
Esta actitud podría tener un fundamento científico. Un estudio de un profesor de antropología evolutiva de la Universidad de Oxford, Robin Dunbar, señala que el tamaño de la parte del cerebro utilizada para el lenguaje y para las relaciones no puede lidiar con más de cierta cantidad de personas: 150 para ser exactos.
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El número puede parecer alto para muchos. Sin embargo, Dunbar aclara que hay varios círculos concéntricos de amigos. El primer anillo es de unos cinco miembros e incluye a los familiares y amigos más cercanos cuya muerte nos devastaría. En el borde exterior, Dunbar pone a aquellas personas por las que sentimos aprecio y vemos, aunque sea, una vez al año.
Por otra parte, para los adictos a las redes sociales de Internet, el número puede parecer muy bajo.
Pero un flamante estudio de Dunbar encontró que, aunque en Facebook se pueda tener 1500 personas en la categoría de amigos, al analizar el tráfico en esos sitios, los contactos de relativa frecuencia prácticamente nunca son con más de 150 personas.
Así que si la antigua vecina de esta redactora sigue usando el argumento que se mencionaba al comienzo de esta columna, ahora lo puede extender aun al ciberespacio.
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