Rústico elegante
El dormitorio matrimonial es un lugar apacible, con mobiliario de líneas puras, limpias, y las texturas de las telas producen sensaciones de confort. En las aberturas se propicia la entrada de la claridad durante el día, y en la noche, la oscuridad para descansar.
por Mirtha González Schinini
La habitación tiene forma irregular con quiebres y giros, cubierta de pared a pared por una mullida alfombra. La vista se posa en el mueble del televisor, dispuesto a una altura media. Allí se colocaron los demás equipos y una colección de películas. El movimiento que dan las paredes hace que en ellas sea innecesaria la colocación de más adornos. El tono es un gamuza tranquilizador. A ambos lados aparecen las ventanas cubiertas con cortinas confeccionadas con tonos en perfecta armonía, una creación de Montserrat Clavell Abente, quien diseñó también la ropa de cama. Luego de ver con la dueña de casa los tonos y telas más apropiados para este lugar.
Se mezclaron texturas rústicas y elegantes, también hay telas de hilo, y otras que tienen brillo. Con una manta se hicieron los almohadones y se utilizó un hilo natural en un tostado claro, con pasamanerías sin brillo.
Todos los muebles, como la cómoda con lugar para bijouterie en el cajón principal, fueron diseñados. Tienen el mismo sello, el cedro lustrado con detalles taraceados (arte del siglo XIX), fueron realizados por un artesano, guiado por Marilyn Parini. Se realizaron incrustaciones de madera de diferentes tonos y nácar, en un diseño de la Arq. Lucía Fadul, quien equipó este lugar con sobriedad. El taraceado se encuentra de manera lineal.
Los propietarios querían muebles de diseño limpio, puro, contemporáneo, pero al mismo tiempo algún detalle que lo haga cálido y acogedor, para que no se vea “muy simple y frío”. Vieron varias opciones hasta encontrar este arte tan especial. Se buscó una ambientación súper relajada en cuanto a colores y telas livianas, pero trabajadas. El resultado es una obra maestra.
Fotos: Gustavo Báez.
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