miércoles, noviembre 22, 2006

Uno crece…

Imposible atravesar la vida ...
sin que un trabajo salga mal hecho,
sin que una amistad cause decepción,
sin padecer algún quebranto de salud,
sin que un amor nos abandone,
sin que nadie de la familia fallezca,
sin equivocarse en un negocio.

Ese es el costo de vivir.
Sin embargo lo importante

no es lo que suceda,
sino, cómo se reacciona.
Si te pones a coleccionar
heridas eternamente sangrantes,
vivirás como un pájaro herido
incapaz de volver a volar.

Uno crece...

Uno crece cuando
no hay vacío de esperanza,
ni debilitamiento de voluntad,
ni pérdida de fe.

Uno crece cuando
acepta la realidad

y tiene aplomo de vivirla.
Cuando acepta su destino,
pero tiene la voluntad

de trabajar para cambiarlo.

Uno crece asimilando

lo que deja por detrás,
construyendo

lo que tiene por delante
y proyectando

lo que puede ser el porvenir.
Crece cuando supera,

se valora y sabe dar frutos.

Uno crece cuando
abre camino dejando huellas,
asimila experiencias...
¡Y siembra raíces!

Uno crece cuando
se impone metas,
sin importarle

comentarios negativos,
ni prejuicios,

cuando da ejemplos
sin importarle burlas,

ni desdenes,
cuando cumple con su labor.

Uno crece cuando
se es fuerte por carácter,
sostenido por formación,
sensible por temperamento...
¡Y humano por nacimiento!

Uno crece cuando
enfrenta el invierno

aunque pierda las hojas,
recoge flores

aunque tengan espinas
y marca camino

aunque se levante el polvo.

Uno crece cuando
se es capaz de afianzarse

con residuos de ilusiones,
capaz de perfumarse

con residuos de flores...
¡Y de encenderse

con residuos de amor!

Uno crece ayudando

a sus semejantes,
conociéndose a sí mismo

y dándole a la vida
más de lo que recibe.

Uno crece cuando s
e planta para no retroceder...
Cuando se defiende como águila
para no dejar de volar...
Cuando se clava como ancla y
se ilumina como estrella.

Entonces...
Uno Crece

Susana Carizza

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