viernes, junio 04, 2010

En busca de la fuente de la juventud


Luisa Corradini 

Corresponsal en Francia

PARIS.- "Envejecer sigue siendo el único medio que se ha encontrado para vivir mucho tiempo", solía decir el crítico y ensayista Charles Augustin de Sainte-Beuve en el siglo XIX. Doscientos años después, nada parece ser menos seguro.

Una visita a uno de los 18 centros de investigación de ingeniería tisular que tiene el gigante de la cosmética francés L´Oréal en el mundo alcanza para comprender que la ciencia se acerca a pasos agigantados a la mitológica fuente de Juvencia. El secreto, piensan algunos expertos, probablemente se encuentre en la piel.
El centro Charles Zviak, de Clichy-la-Garenne, en las afueras de París, está consagrado exclusivamente a la ingeniería de los tejidos, ciencia de la vida destinada a desarrollar sustitutos biológicos para restaurar, mantener y mejorar la función de los tejidos. Unas 200 personas trabajan en los laboratorios impecables y espaciosos que funcionan en esa suerte de inexpugnable Fort Knox.
"El objetivo de este centro consiste en obtener pieles reconstruidas cada vez más perfectas, que incluyen las funciones de la epidermis o la dermis, y asocian células humanas y polímeros biodegradables naturales o sintéticos", precisa Patricia Pinault, directora de comunicación.
L´Oréal tiene en el mundo uno de los tres equipos capaces de reconstruir in vitro una epidermis viva, inmunosensible y pigmentada con una capa córnea. Esto ha permitido en los últimos cinco años constituir una suerte de atlas de los diferentes tipos de piel, a fin de estudiar texturas, color y los signos de envejecimiento particular de cada una de ellas, y probar las nuevas moléculas que integrarán sus productos cosméticos. Cada año, unos 160.000 tipos diferentes de piel son así fabricados a partir de minúsculos residuos recuperados de operaciones estéticas.
En este terreno, la compañía decidió compartir sus descubrimientos con el resto del universo científico. Sus equipos, por ejemplo, desarrollaron y pusieron a disposición de los médicos un modelo de piel con las características de los llamados "niños de la Luna" ( Xeroderma pigmentosun ), enfermedad genética que los hace sensibles a la luz solar y con una probabilidad de desarrollar cánceres de piel 2000 veces más alta que los niños normales. "A partir de esas muestras, los científicos harán los estudios genéticos para tratar de hallar una solución", explica Pinault.
Los miles de muestras de pieles obtenidas en laboratorio no sólo son utilizados para sus futuros cosméticos. En otro centro ubicado en Lyon, L´Oréal también produce Episkin, un modelo de epidermis comercializado en forma de kit de 12 potes, que permite a cualquier industria evaluar productos in vitro.
La confiabilidad cada vez más grande de la tecnología ha permitido en los últimos años una vertiginosa aceleración del conocimiento en materia de ingeniería tisular. Hoy, los especialistas de L´Oréal orientan sus trabajos esencialmente hacia las funciones fundamentales de las llamadas células madre.
"Conocer su biología es indispensable para comprender las causas de la caída o la pérdida de pigmentación del cabello. Es la vía sine qua non para proponer nuevos caminos de prevención y tratamiento."
La células madre, cuyo potencial proliferativo inigualable permite regenerar la epidermis, renovar los folículos pilosos o reparar lesiones cutáneas ha conseguido conservar un auténtico misterio en torno a sus condiciones de vida y sus potencialidades: "A pesar de esas incógnitas, hoy sabemos que las células madre no disminuyen con la edad ni desaparecen, sino que se debilitan en un medio que se empobrece. El eje actual de la investigación no es cómo regenerar esas células, sino qué hacer para mejorar su medio ambiente".
Ese objetivo, afirma Pinault, debe comenzar, necesariamente, por una protección solar adecuada.
Son muchos los científicos que creen que debería haber leyes que prohíban a las madres exponer a sus niños al sol antes de los 4 años, edad en que recién se activan los melanocitos, células que broncean la piel.
En laboratorio, una muestra de piel blanca, de 18 años, que nunca fue expuesta al sol, muestra una densidad considerable en células madre. Después de media hora de exposición a los rayos UV, dos tercios de esas células milagrosas desaparecen.

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