martes, mayo 04, 2010

Revisa: de Quién es la Vulgaridad?... Desde Colombia

Jacusse dice que La vulgaridad es el aguafuerte de la mediocridad. En la ostentación de lo mediocre reside la psicología de lo vulgar; basta insistir en los rasgos suaves de la acuarela para tener el aguafuerte." Ortgega y Gasset dice que la característica principal del hombre-masa consiste en que sintiéndose vulgar, proclama el derecho a la vulgaridad y se niega a reconocer instancias superiores a él. Delante de una sola persona podemos saber si es masa o no. Masa es todo aquel que no se valora a sí mismo- en bien o en mal- por razones especiales, sino que se siente "como todo el mundo", y, sin embargo, no se angustia, se siente a salvo al saberse idéntico a los demás.

La gente es vulgar porque menta la madre y dice la vulgaridad porque requiere status, desea entrar en el círculo social en donde decir la palabra suena lo máximo; por rabia, porque quiere ofender a quien hizo algo que para él es un acto inconveniente;  para pedir sexo porque lo dispone sin responsabilidad directa  en el acto sexual;  por acoso porque diciéndola acostumbra a quien la escucha a pensar en la vulgaridad hasta que sus pensamientos se vuelven actos.

El único premiado mundialmente por decir una vulgaridad en medio de un pueblo caluroso del atlántico colombiano fue García Márquez, muchos trataron de copiar su estilo cayendo en oraciones que recordaban lo vulgar y no lo costumbrista. Muy criticado ha sido el más conocedor y escritor de la mundanal  vida de los emergentes y sicarios de Medellín (Colombia), el  Escritor Fernando Vallejo, quien título uno de sus libro mentando la  madre sin ver del otro lado una realidad. Después del acoso de una sociedad  que ya no cree en las instituciones, ni religiosas, todos asoman para gritar más vulgaridad en procura de una vida sin orden, donde las vajillas más costosas o más ruines acosan con ruido y más ruido,  para que la iglesia guarde silencio vergonzante, mientras casi toda una sociedad dice aquí se maldice
hasta que se nos dé la gana. Por cuanto que mal oportuno es recordar los tiempos de Babilonia, Sodoma y Gomorra cuando necesitamos manos duras capaces de callar y acallar la vulgaridad que grita y grita dejando el mismo mensaje: aquí manda la narcoparapolítca y la narcoguerrilla o la violencia, porque dejan hacer y deshacer.

Porque lo vulgar también es cambiar un gramo de coca de cuatro mil pesos, que aún es permitido por el mismo estado colombiano, por un desayuno que puede ser comprado por el mismo costo hasta en el supermercado Carrefur, el  de mayor clase en este Valle del Cauca.

Porque lo vulgar asoma cuando el liderazgo político de un pueblo como Palmira inicia su mandato vulgarizando a su primera Dama, y ella debe hasta demandar por maltrato a su Primer líder; porque lo vulgar se consolida cuando las prostitutas comparten con las damas el día de la mujer, sin cambiar sus costumbres; y podríamos narrar más y más, sin que  las autoridades sean capaces de callar porque mentar la madre es costumbre también de los policías retirados, de los tenientes, de los jueces y pues, no queda más que mentarla para callar la misma madre que sólo pario para continuar de generación en generación la misma ruin vulgaridad.

Y sí, la vulgaridad se hereda de generación en generación y no sólo son culpables las mamás; un artículo publicado en el New York Times explica como los jóvenes que escuchan música que incita a lo sexual inician la vida sexual más pronto que quienes escuchan otro tipo de música.  Para corroborarlo los Investigadores de la Universidad de Pittsburg  entrevistaron a  1.461 jóvenes de 12 a 17 años entre el 2001 y el 2004 en Estados Unidos.  La presión, la autoestima y el ambiente malsano, más música vulgar logran que  los niños combinen la cotidianidad infantil con actitudes adultas por asumir el sexo de forma temprana.

También la moda de las parafilias, es decir de los comportamiento desdibujados de las relaciones que llevan a hacer el amor hoy reconocido como acto sexual, se convierte sin gritar escándalosamente, en exhibicionismo, masoquismo, sadismo, transexualidad, voyeurismo, y a las casi 40 mal formas de relacionarse con el otro para ofrecer su cuerpo volviendo vulgaridad un acto de amor.

Testimonios y reportes evidencian como las agresiones verbales y emocionales pasaron a ser físicas. Medicina Legal, estableció que 73.395 mujeres fueron víctimas de violencia sexual en Colombia, entre el 2004 y el 2008; En el mismo periodo de tiempo, 206.735 mujeres colombianas fueron agredidas físicamente por sus parejas;  las agresiones de los niños menores de cuatro años reportaron 4.093 casos; los adultos mayores también son agredidos: Puños, puntapiés y golpes con palos y piedras son los mecanismos más utilizados para maltratar a las adultas mayores.

Vulgaridad, significa lo más usado, lo que antaño era del vulgo, de la gente que no pertenecía a la nobleza. Y la vulgaridad hoy es lo más usado, no por ser de la clase media o baja sino porque las groserías, las garroteras, las puñaletas, los balazos, los acosos;  lo vulgar, es parte de una cultura que siente miedo de transformar su propio
lenguaje.

Porque no todos quieren lo vulgar, porque la mujeres que madrugan a atender a sus familias, los jóvenes que se esfuerzan por hacer un mejor trabajo y los adultos mayores que aún ríen en los amaneceres vallecaucanos dicen: sí deseamos seguir viviendo en la sencillez de mi ciudad natal, caminar sin acoso por la calles de mi barrio, leer en mi casa sin escuchar los gritos estridentes de quienes nunca están conformes con su propia realidad.

Y Recordemos a Jacusse: la vulgaridad es el aguafuerte de la mediocridad.

Nelly Patricia Montoya R.

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